Franja Sur
René Alberto López
28-06-2024

ENTRE TABASQUEÑOS TE VEAS

Andan diciendo por ahí…

Durante la campaña electoral del año 1994, cuando se disputaban la gubernatura de Tabasco el priísta Roberto Madrazo y el perredista Andrés Manuel López Obrador, sucedió que en el parque principal de Teapa, los organizadores le cedieron el micrófono a una gente del pueblo que pidió lanzar un mensaje y simpatizaba con el “licenciado López Obrador”, como le llamaban los lugareños.
Aquel personaje estaba emocionadísimo hablando frente al público y en presencia de López Obrador, entonces abanderado del PRD, y ya inspirado y encarrerado, alzando la voz soltó:
“Nuestros enemigos andan diciendo que el licenciado López Obrador es un farsante, que es un traidor, que es un simulador, que es un ratero, que es un antidemocrático, que es un mentecato, pero quiero decirles que ellos, que ellos, son peores que el licenciado”.
Laureano Naranjo, conductor del acto político, quien había facilitado el micrófono al lugareño para que hablara, por poco cae muerto cuando escuchó estas palabras del seguidor del licenciado, por lo que corrió a quitarle el micrófono a fin de seguir con el acto político.

› Se los dije…

En el año 2000 el candidato a la gubernatura del PRD, Raúl Ojeda Zubieta, encabezó un mitin en la cabecera municipal de Nacajuca. En ese lugar el candidato perredista a la alcaldía era Roberto Mendoza Flores.
Durante el evento político se anunció que varios priistas se habían pasado al PRD para apoyar la candidatura de Roberto Mendoza. Entonces se avisó por el micrófono que hablaría uno de estos ex priistas.
Un líder campesino de sombrero se paró frente al micrófono y comenzó a arengar en la plaza llena de perredistas:
“Dejamos el PRI porque abandonó los principios, porque dejó de defender al pueblo y por eso ahora estamos apoyando al candidato del PRD…”. Siguió con su perorata y ya para terminar su discurso gritó a todo pulmón: “¡Qué viva Roberto Madrazo!”, cuando en realidad quería decir que viva Roberto Mendoza.
Se dejó venir entonces una rechifla y abucheos de los asistentes al mitin, al mismo tiempo que en la bocina se escuchó la voz apenada del campesino, que dijo: “Se los dije, que me podía equivocar”.

Papel de cocoyol

Cuando don Julián Montejo Velázquez, el llamado “Zorro negro de la Chontalpa”, fue presidente municipal de Cárdenas, recibió en sus oficinas a un grupo de estudiantes del Colegio de Bachilleres Plantel número cinco, que le llevaban una solicitud para que los apoyara con equipos y uniformes deportivos. Entre los estudiantes iba Marco Gómez Flores, Alberto Isidro, el “Tumba Patos”, entre otros.

Los estudiantes le leyeron el documento a don Julián, y mientras los escuchaba, cruzó sus dos manos sobre su cabeza. El texto aquel decía: “Señor presidente, necesitamos su apoyo para ir a competir en los juegos interbachilleres que se realizarán en el municipio de Teapa, donde esperamos hacer un papel decoroso…”. Cuando don Julián escuchó esto último, llamó a gritos al secretario del ayuntamiento, que era Nelson Pérez García. “¡Nelson!, ¡Nelson!, ven acá inmediatamente y dale dinero a estos chamacos, que creo son científicos, porque van a hacer un papel con el corozo”.
› Zap

Bájale Armandito

Una mañana junto con Armando Guzmán, entonces corresponsal de Proceso, fuimos a la casa de Andrés Manuel López Obrador, ubicada en el fraccionamiento Galaxia de Villahermosa. En ese entonces AMLO encabezaba las protestas contra el gobierno de Roberto Madrazo Pintado.

Nuestra intención era entrevistarlo, pero al llegar a su domicilio el líder opositor salía apresuradamente al aeropuerto, porque ese día tendría una reunión en la ciudad de México.

Al vernos en la puerta de su casa, con maleta en manos, le dijo a Armando Guzmán que lo llevara al aeropuerto, porque lo dejaba el avión. Nos subimos los tres al Volkswagen color rojo que entonces tenía Armando, y nos enfilamos rumbo al aeropuerto.

Armando “le metió la pata” a su pequeño auto a fin de alcanzar lo más pronto posible la estación aérea. Pero cuando íbamos por la estatua erigida a Tabscoop, al darse cuenta López Obrador que el carrito iba a todo lo que daba, dijo: “Bájale Armandito, bájale, ve más despacio, no le vayas a hacer el trabajo a Madrazo”.

El buen patrocinador

Corría el año 2006. Acababa de pasar la jornada electoral por la gubernatura, que ganó el priísta Andrés Granier al perredista Raúl Ojeda.

Por esas fechas los jugadores del equipo de futbol de los reporteros gráficos de Villahermosa, capitaneados por Jorge Hernández Gómez, andaban preocupados, porque estaba a punto de comenzar un campeonato en el que participarían, y no tenían uniformes.

Por esos días se encontraron en Villahermosa con el político perredista Tomás Brito Lara, y aprovecharon para solicitarle el apoyo: “cuando menos con las camisetas”.

Brito no se anduvo por las ramas. Les preguntó: «¿cuántas playeras necesitan?» Le dijeron que 18. “Les voy a dar hasta más, cuenten con las playeras”.

La semana siguiente se lo recordaron, y Tomás les indicó: “el próximo lunes se las traigo de Cárdenas”. El día prometido el perredista llegó con enorme bolsa de nailon, color negro, y les dijo: “ahí están las camisetas”.

Emocionados los integrantes del equipo fueron a revisar la gigantesca bolsa y, en efecto, encontraron como 50 playeras amarillas que decían a la altura del pecho: “vota por Raúl Ojeda”.

Walberto López, la voz de España

En cierta ocasión Lupano (Guadalupe Felipe Luna Pérez, reportero Tumba Pato) fue a la ciudad de México a rehabilitarse, luego de sufrir un accidente, cuando trabajó en Pemex, en su natal Macuspana. Ya recuperado, allá en el Distrito Federal, como siempre le ha gustado “la cantada”, le dijo a su amigo Benito que quería cantar en el Restaurant Bar “Camelot”, ubicado en la Zona Rosa.

Su amigo conocía al dueño del lugar y presentó a Lupano, pero el propietario, un español, les dijo que en ese sitio sólo cantaban artistas ibéricos. “Y tú eres de México, de Tabasco, y además estás negro…”. Luego de discutir el tema, finalmente el español aceptó darle trabajo a Lupano como cantante “lo hago por Benito”, y lo bautizó con el nombre artístico de “Walberto López”, la voz de España.

Ya tenía cantando como dos meses en aquel restaurant bar, cuando una noche un parroquiano lo miraba con insistencia. Después de dos horas, aquel desconocido se acercó hasta donde estaba descansando “Walberto López”, y ya de cerca le dijo: “ya decía yo que me eras conocido, si eres Lupano. ¡Pinche Lupano, qué haces aquí!, ¿cómo que de España?”

Sorprendido Lupano volteó a verlo, reconoció a su paisano y de inmediato le dijo: “cállate, no hables fuerte, guárdame el secreto”, en reciprocidad le mandó una botella de vino a su mesa. El tabasqueño aquel estuvo unas horas más, y ya borracho le fue a decir al “Walberto López”, supuestamente de España, que le invitara otra botella. Como el artista se negó: “no te voy a pagar tu borrachera”. Entonces su paisano le advirtió: “si no me das otra botella, te grito”.

Desesperado Lupano trató de tranquilizarlo, pero su paisano insistía en otra botella. El trovador macuspanense no tuvo más remedio que mandarlo a sacar porque “estaba de impertinente”. Los meseros del bar forcejearon con el parroquiano para echarlo del lugar, pero desde la puerta alcanzó a gritar: “¡Lupano, cuando llegues a Macuspana te voy a romper tu madre!”. Al día siguiente corrieron al “Walberto López, la voz de España”.

Nota: Acaba de leer un adelanto del libro “Entre tabasqueños te veas…”, con anécdotas de personajes de la vida real, muchas de ellas recogidas de primera mano por este escribidor, y otras contadas por testigos. El material se publicó en el semanario Papiro, entre los años 2010-2012.

Ahí se las dejo…

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